SENDERO DE ELIAS: 3.9 El Estilo de Vida del Cristiano Biblico

3.7.1 – Convicción y Preferencia


Siempre que hablamos de “las obras”, que se relacionan al carácter, es necesario evitar dos errores fatales. El primero de estos errores es el legalismo; la fe del Cristiano no consiste de un conjunto de acciones designadas para obtener o probar tener una conexión con el Redentor. Si las acciones que hacemos no son resultados de algo que haya tomado lugar interiormente, son obras artificiales. Es verdad que se requiere disciplina para tomar de nuestra cruz, (Mat 16:24) pero la motivación siempre debe impulsarnos a estar cerca a Yahshua en semejanza moral, y revelar su imagen a otros para su propia edificación.

 

El segundo error fatal es el libertinaje; el irrespeto a las instrucciones de Yahweh y el entrar en un estado de rebeldía negligente cuando consideramos nuestro comportamiento equivale, en las Escrituras, a la definición del “pecado”. Muy frecuentemente se presenta la idea, en el Cristianismo carnal, de que la gracia del Todopoderoso es excusa para pecar. Debe entenderse, el perdón no es lo que finalmente redimirá a la raza humana ni lo que le proveerá vida eterna. 

 

La Expiación, el estado de reconciliación con Yahweh, es vida eterna, y el perdón solo es el medio por el que esta expiación se cumple – el atrio del Templo, por decirlo así. La implicación de este concepto es el siguiente: uno puede buscar y recibir perdón “setenta veces siete” por un pecado si uno esta arrepentido sinceramente, pero el arrepentimiento sincero no puede co-existir mas con un falso entendimiento o idea de la gracia. La conciencia del individuo comenzara a “cauterizarse” al resistir continuamente la voz de Dios, por medio de Su Santo Espíritu. (1 Tim 4:1) Esta es una condicion en la que el pecador no deseara mas mirar hacia el Cielo.

 

Uno de los más claros ejemplos, en las Escrituras, de una clara reprensión apostólica sobre una falsa enseñanza trataba de este mismo problema, el mismo error de malentender la gracia de Dios. Juan les escribió, a los Cristianos que estaban en peligro de ser influenciados por una forma de Gnosticismo aparentemente cristiano, las siguientes palabras:

 

Amados, no creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus si son de Dios; porque muchos falsos profetas han salido por el mundo. En esto conoced el Espíritu de Dios: Todo espíritu que confiesa que Jesucristo ha venido en carne, es de Dios; y todo espíritu que no confiesa que Jesucristo ha venido en carne, no es de Dios; y este es el espíritu del anticristo, el cual vosotros habéis oído que viene, y que ahora ya está en el mundo.” 1 Juan 4:1-3

 

Desafortunadamente, algunos han tomado este pasaje fuera del contexto y creen que esta es la prueba definitiva de toda ortodoxia. Muchos han sido engañados de este modo, porque casi todas las formas del Cristianismo apóstata de hoy profesa que “Jesús ha venido en la carne.” Ahora, en los días de Juan este era un criterio muy razonable para identificar a los verdaderos creyentes, y esta primera epístola fue diseñada para reprender los errores que se estaban propagando por un grupo particular de engañadores.

 

Algunos de los errores propugnados por el grupo que Juan tenia en mente era que el cuerpo y el espíritu están separados, y de que no se afectan entre si de ninguna manera que pueda discernirse. El Cristianismo moderno tiene ecos de este error en doctrinales tales como la de una-vez –salvo-siempre-salvo y la teología de ser-salvo-en-el-pecado. Los Gnósticos creían que una vez que alguien fuera “salvo,” sus acciones no importaban y que las cosas hechas en la carne no podían corromper el espíritu al punto de hacerle perder la vida eterna.

 

¡Esto no es lo que la Biblia enseña! La primera epístola de Juan refuta este mismo error que estaba siendo propugnado por los Gnósticos, y que continúa influyendo en muchas formas de las llamadas iglesias Cristianas hasta el día de hoy. Juan escribió, “Hijitos, ningún hombre os engañe; el que hace justicia es justo, como él es justo.” (1 Juan 3:7) “Y en esto sabemos que nosotros le conocemos, si guardamos sus mandamientos. El que dice: Yo le conozco, y no guarda sus mandamientos, el tal es mentiroso, y la verdad no está en él… El que dice que permanece en él, debe andar como él anduvo.” (1 Juan 2:3-4,6) “Si decimos que tenemos comunión con él, y andamos en tinieblas, mentimos, y no practicamos la verdad.” (1 Juan 1:6) “Sabemos que todo aquel que ha nacido de Dios, no practica el pecado, pues Aquel que fue engendrado por Dios le guarda, y el maligno no le toca.” (1 Juan 5:18)

 

Juan no deja pasar ciertos párrafos sin reintegrar este punto: aquellos que profesan ser de Cristo seguirán Sus pisadas y obedecerán Sus instrucciones. Si alguien enseña, “Soy salvo pero continuo cometiendo actos de pecado concientemente pero aun así estoy bien porque estoy salvo,” este individuo tiene que ser educado antes del Día del Juicio, porque esta escrito que “laboramos [traducido inexactamente como “procuramos”] ya sea ausentes o presentes, por serle agradables a El [Cristo]. Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo.”(2Cor 5:9, 10)

 

Algunos enseñan que unicamente los no-cristianos serán juzgados de acuerdo a sus obras y los Cristianos se les juzgara de acuerdo a su fe. Esto no es correcto porque la audiencia a la cual Pablo esta enseñando, en el pasaje anterior, consistía de Cristianos (incluyéndonos cuando el dijo, es necesario que todos nosotros comparezcamos), Pablo estaba refiriéndose al mundo entero, incluyendo los Cristianos. Es posible, desafortunadamente, tomar esta declaración muy lejos y llegar a deslizarse en el legalismo, la idea de que las obras es lo que determinan nuestra salvación o condenación. Este es un error malo, sino peor, – las obras simplemente revelan la calidad de nuestra fe. Ellas constituyen un indicador externo y reflectivo de esa fe, de lo contrario el Mesías se equivoco cuando El enseño que, “Por sus frutos los conoceréis.” (Mat 7:16ª) Si los hombres no son capaces de percibir cabalmente los frutos de aquellos que profesan ser cristianos, ¿Cuál fue el punto de la enseñanza? Es verdad que no debemos sentarnos en juicio para juzgarnos mutuamente pero si no podemos discernir quien es o quien no es un hipócrita o un pecador procaz, no hemos recibido los dones que Yahshua ,al morir y ascender, vino a darles a Su pueblo. (Efe 48 1 Cor 12:4)

 

Este entendimiento tiende el fundamento para la argumentación de las convicciones y las preferencias, el cual es la clave para encontrar el equilibrio en el estilo de vida Cristiano. Al buscar permanecer en el punto medio, entre el libertinaje y el legalismo, debemos estar preparados para reconocer que otro Cristiano puede compartir las mismas convicciones pero puede tener preferencias diferentes a las suyas. Las convicciones son creencias y practicas por las que sacrificaríamos la libertad y la vida para mantenerlas. Para el Cristiano, estas convicciones incluirían la libertad de adoración al Creador y la obediencia a Sus explicitas instrucciones para nuestro comportamiento. Entendemos que nuestras acciones son importantes, ellas nos conducen a desarrollar el carácter y a darle a otros un ejemplo apropiado. Sabemos que es un error el suponer que al estar “salvos” tenemos excusa para la desobediencia, sin embargo también entendemos que ningún ser humano es el estándar de obediencia.

 

En los ejemplos que estudiaremos a continuación, en las siguientes secciones, se tenderán los principios que constituyen las convicciones que a los Adventistas se les ha enseñado a mantener. Entendemos que estos son elementos del plan que el Todopoderoso ha proveído para nuestras vidas y el rebelarse contra ellos equivale a deliberadamente introducir una influencia corruptora sobre el carácter que finalmente terminaría en la destrucción del alma – asuntos de gran seriedad, verdaderamente. Al mismo tiempo, veremos que los individuos pueden tener preferencias sobre la manera en que estas convicciones son implementadas en la vida diaria, y esta es una parte de la libertad inherente en la vida eterna. (Gal 5:1)

 

3.7.2 – Reforma Pro-Salud

 

Mucho se ha dicho ya en los escritos Adventistas sobre la reforma pro-salud. Cada uno de los 8 principios fundamentales que delinean el plan del Creador para la salud del ser humano se encuentran en las Escrituras:

 

a) Nutrición: Hay pautas proveídas en la Biblia para la dieta. Se nos ha dicho que la dieta original del hombre fue vegetariana, (Gen 1:29,3:18) y que las carnes fueron solamente introducidas como una provisión después del Diluvio universal. (Gen 9:3) De aquellas carnes que fueron permitidas, encontramos que siempre hubo (aun antes de la Ley Mosaica) una distinción entre ellas, designadas como “limpias” e “inmundas” (Gen 7:2) Aun después de la muerte de Cristo, estas carnes continuaron siendo consideradas por los apóstoles como inadmisibles para el consumo, aunque a Pedro se le enseño que ciertos hombres (es decir, Gentiles fieles) no deben tratarse de la misma manera. ( Hechos 10:14,28)

 

Aquello que sale del corazón de un hombre representa una medida de pureza moral y espiritual, todos los seguidores de Cristo (Mar 7:18-23) entendieron que la enseñanza del Mesías no se estaba fundamentando sobre la purificación de animales que ya habían sido considerados “inmundos” por Dios en Levítico y en otros pasajes, un concepto frecuentemente confundido por los Fariseos de los días de Cristo. Las declaraciones de Pablo, frecuentemente usadas por aquellos en el Cristianismo moderno como una concesión para comer de la comida más dañina, estaban relacionadas solamente con los alimentos que estaban dedicados a los ídolos, que en sus días daba un testimonio muy pobre para los paganos supersticiosos con los que la Iglesia tenia que lidiar frecuentemente. ( Hechos 21:25, 1 Cor 8:1; 10:28-31)

 

El deseo Cristiano, como un asunto de principio, busca aquellos alimentos que mejor le sirven a su cuerpo para glorificar el Templo del Espíritu Santo, que es un nombre que la inspiración le da al “tabernáculo” físico del creyente. (1 Cor 6:19)

 

b) Ejercicio: El estilo de vida de la mayoría de los humanos era, hasta hace un poco, bastante activa. Por esta razón, solo aquellos que eran muy ricos o muy ociosos tenían problemas de salud asociados con la falta de ejercicio. Es en este escenario en el que Pablo escribe, “porque el ejercicio corporal para poco es provechoso, pero la piedad para todo aprovecha, pues tiene promesa de esta vida presente, y de la venidera.”

(1 Tim 4:8)

 

Pablo no esta diciendo allí que el ejercicio es de poco valor en un sentido general; leemos su razonamiento que en comparación al desarrollo espiritual el ejercicio físico palidece, ya que los factores espirituales influencian no solo en esta vida, sino también en la venidera. Habiéndose dicho esto, la idea de que el ejercicio beneficia en esta vida esta insinuada en el pasaje. Sin el ejercicio el cuerpo y la mente fácilmente se debilitan hasta el punto de enfermarse. El Creador quien estableció el universo en su lugar ciertamente entendió esto, y se lo revelo a Adán, quien ahora tendía que encontrar un lugar en el mundo maldecido-por-el-pecado. “Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella fuiste tomado; pues polvo eres, y al polvo volverás.” (Gen 3:19)

 

Los beneficios del ejercicio, cuando no se toman al extremo al punto de interferir con las prácticas devocionales, son difíciles de contrariar. El pueblo de Yahweh, aquellos que conocen al Legislador mismo de la creación, deberían ser el pueblo más feliz y saludable del mundo porque ellos conocen el plan que El le ha dado a la humanidad para tener un óptimo desarrollo en nuestras mentes y cuerpos.

 

c) Agua: Esta substancia no solo es refrescante, (Mat 10:42) sino absolutamente esencial para la vida. ( Gen 2:5; Isaías 35:7) Tan importante y pura es el agua que se ha convertido en un símbolo de gracia divina y vida eterna. (Salmo 36:9, Prov 14:27, Jer 17:13, Zac 13:1, Apoc 21:6)

 

Así como el agua espiritual es esencia para la pureza y mantenimiento de la vida espiritual, así el agua pura y fresca es necesaria para la limpieza y mantenimiento del cuerpo físico. Poca gente no toma suficiente de y así le niegan a sus cuerpos la oportunidad de funcionar en todo su potencial.

 

d) Sol: La luz del sol, como el ejercicio, no era una consideración tan importante en los días de Cristo como lo es ahora. Sin la luz del sol el cuerpo no puede producir nutrientes esenciales, ni puede utilizar efectivamente los nutrientes que obtiene por medio de una dieta apropiada. En su oración de bendición concerniente a la tribu de José, Moisés da gracias por “ lo mejor de los cielos, el rocío, el abismo que está abajo. Con los más escogidos frutos del sol.” (Deut 33:13) El Predicador escribe, “Suave ciertamente es la luz, y agradable a los ojos ver el sol.” (Ecl 11:7)

 

 

La vida que da el sol es semejante a la del Todopoderoso, (Salmo 84:11) aunque en las religiones paganas el símbolo fue confundido con Aquel a quien simbolizaba, y esto conllevo a la degeneración de la verdadera adoración a la idolatría. (2 Reyes23:5)

 

d) Temperancia : Una de las evidencias visibles de la verdadera fe, descrita por Pablo como un “fruto del Espíritu,” es la temperancia o dominio propio. (Galt 5:22-23) La temperancia es uno de los pasos necesarios de santificación que debemos tomar para “hacer [nuestro] llamado y elección segura; porque si [nosotros] hacemos estas cosas, nunca caere[mos].” 2 Pedro 1:10)

 

El entendimiento Cristiano de la temperancia es que sabiamente usamos lo que es bueno, y nos abstenemos completamente de influencias corruptoras, como bebidas alcohólicas. (Prov 23:31) Como “ reyes y sacerdotes” de un reino espiritual, (Apoc 5:10) leemos que estas dos clases en particular nunca debían hacer uso de vino fermentado o “bebidas fuertes.” (Proc 31:4, Oseas 7:5, Lev 10:9-11, Isaías 28:7, Ezeq 44:21) Lo que le era permitido al ciudadano común de Israel en cierto grado le era prohibido a aquellos que tenían posiciones de responsabilidad, y en estos últimos días cada individuo en quien mora el Espíritu de Cristo siente un gran sentido de responsabilidad moral como cualquier otro Levita o líder social de la antigua nación de Israel escogida (en ese tiempo) por el Todopoderoso.

 

Drogas alteradoras de la mente como la cafeína, el tabaco y todas las substancias (naturales) controladas caen también en la misma categoría de “bebidas fuertes,” precisamente por las mismas razones. Además, muchas drogas legales usadas para el tratamiento de enfermedades de acuerdo al entendimiento del mundo sobre la medicina deberían, generalmente, ser evitadas a favor del sistema natural de salud y saneamiento que el Altísimo estableció. (Exo 15:26, Prov 3:7-8)

 

Algo mas que tener en mente para completamente evitar alimentos corruptores y bebidas como un asunto de principio y testimonio a otros, también sabemos que puede comerse “mucho de una cosa buena.” La indulgencia propia aun en alimentos saludables y ciertas bebidas puede conllevar a asuntos de salud, y aun al debilitamiento de la disciplina mora que es necesaria para el proceso de santificación en la Senda de Santidad.

 

f) Aire: Algunos han pasado por alto el mensaje de la salud en el Adventismo, diciendo, “las Iglesias deberían enseñar mas sobre cosas espirituales y dejarle los asuntos de sanación a los doctores.” Sin embargo, un elemento vital del Evangelio es el saneamiento de individuos, en lo espiritual y en lo físico. Yahshua siembre iba por los alrededores sanando tanto dolores físicos como emocionales y espirituales, (Mat 4:23) y El mando a Sus seguidores a hacer lo mismo. (Lucas 10:9)

 

Aunque los milagros son ciertamente a la disposición de Cristianos genuinos si las circunstancias necesitan de ellos, también es una enseñanza verdadera que Yahweh no removerá la responsabilidad individual de cuidar por otros y por nosotros mismos con los recursos que El, en Su sabiduría, nos ha dado para nuestro uso. Por otro lado, las enseñanzas del Cristiano en cuanto a la salud se ha vuelto mas patente y declarada con el pasar del tiempo, porque – y el asunto del aire es un ejemplo perfecto de esto – el estilo de vida y la diera de la humanidad ha sido dramáticamente alterada en los últimos dos mil años.

 

Así como sucede con el ejercicio y la luz del sol, el aire es una consideración mucho mas vital en el mundo moderno de hoy, de vivir encerrados, trabajando y durmiendo, que en los días de los apóstoles. Es ciertamente cierto que el Mesías y Sus mensajeros reprendían las prácticas enfermizas de Su día, como tomar bebidas alcohólicas y fornicación; y mientras estas actividades particulares han ido llegado a ser menos saludables con el paso del tiempo, otras innovaciones se han introducido en la sociedad para destruir la salud. El aire en lugares cerrados se ha demostrado ser menos saludable que el aire externo – y esto sucede también en ciudades que contienen polución y grandes cantidades de partículas sintéticas.

 

En las Escrituras, la habilidad para interactuar con el aire equivale a la vida, y los seres vivos están descritos en muchos versículos como aquellos que tienen “aliento.” (Gen 2:7, 1 reyes 17:17, Ezeq 37:8) Mientras el “aliento de vida” en muchos pasajes se refiere a un evento espiritual, (ver Job 33:4) también es usado frecuentemente en la respiración literal, (ver, Gen 7:22) apuntando a la importancia del aire en la vida y en la salud. El mejor aire que aun se puede encontrar en el planeta, esta presente en las áreas mas naturales y menos urbanizadas. Aunque no siempre es viable gastar la mayoría del tiempo en esos lugares, entre mas aire fresco uno obtenga mejor.

 

g) Reposo Fisico: La Biblia es clara en los beneficios del reposo o descanso. Aunque no debemos “amar el sueño” (Prov 20:13) al punto de no querer trabajar honestamente en un día de trabajo, el reposo es claramente una bendición que vale la pena tener, (1 Reyes 8:56) y aun ha sido atesorado y consagrado en uno de los mandamientos. (Exo 20:8-11; 34:21) Tanto el reposo físico como el espiritual es necesario, no solo una vez a la semana – el descanso minino requerido – sino también en tiempos en que el cuerpo lo necesite. Aun el Mesías, nuestro Ejemplo perfecto, reposo cuando era necesario e instruyo a Sus seguidores a hacer lo mismo. (Mar 6:32) Este es un patrón digno de imitar, porque mientras haya mucho que hacer, y muchos por los que debemos obrar en esta vida de servicio a otros, no podemos ser siervos efectivos si nosotros mismos no nos cuidamos.

 

h) Reposo Espiritual (Confianza en Dios) : Las Escrituras contiene ejemplos de individuos que literalmente se han enfermado con preocupaciones o deseos insatisfechos e irrestringidos.

(Dan 8:27, Prov 13:21, 2 Sam 13:2) El desasosiego de la mente puede conllevar frecuentemente a la enfermedad del cuerpo, y confiar en el Maestro puede aliviar mucho esta condición o prevenir su aparición.

 

Leemos, “Y la oración de fe salvará al enfermo, y el Señor lo levantará.” (Sant 5:15ª)

Aunque este concepto no remueve la responsabilidad de adoptar un estilo de vida saludable para gozar de buena salud, ciertamente señala a la confianza y a la fe como elementos vitales para preservar ese estado de salud. Manteniendo confianza en Yahweh como la fuente de nuestra salud y prosperidad completamente elimina cualquier posibilidad de aparición de cualquier condición que pueda desarrollarse por la ansiedad o depresión.

 

Si nos aferramos a las promesas del Altísimo, nos daremos cuenta que nuestra salud llegara a ser una parte natural de nuestro testimonio, que por nuestra conexión con el Hijo de JAH hemos vencido al mundo. Podemos testificar, con el Salmista, que la fe genuina tiene un verdadero impacto en el espíritu y en el cuerpo del creyente: “A Yahweh he puesto siempre delante de mí; Porque está a mi diestra, no seré conmovido. Se alegró por tanto mi corazón, y se gozó mi alma; Mi carne también reposará confiadamente.” (Salmo 16:8-9)

 

3.7.3 – Reforma en el Vestir

 

La Escrituras nos dice, “Quiero, pues, que los hombres oren en todo lugar, levantando manos santas, sin ira ni contienda. Asimismo que las mujeres se atavíen de ropa decorosa, con pudor y modestia; no con peinado ostentoso, ni oro, ni perlas, ni vestidos costosos, sino con buenas obras, como corresponde a mujeres que profesan piedad.” (1 Tim 2:8-10)

 

Este pasaje habla de vestidos modestos. No habla solamente, como muchos creen, sobre la modestia en las mujeres sino que la instrucción donde se dirige a las mujeres esta precedida por la palabra, “asimismo.” En otras palabras, ¡el principio que delinea la razón de porque las mujeres deben vestirse modestamente se le aplica primero a los hombres! Si los hombres “oran en todo lugar,” y están en una constante actitud de sumisión a la voluntad del Padre, naturalmente serán mansos, gentiles, tolerante y demostraran todas las otras clases del fruto del espíritu, (Galt 5:22-23) la palabra traducida como “bondad” es una palabra generalizada que significa “integridad o rectitud de vida.”

 

Los hombres o mujeres que tienen “integridad de vida” no solo actuaran sino que también vestirán de una manera acorde, como hijos e hijas del Rey de Reyes. Seria un escándalo para un príncipe o princesa de una monarquía terrenal el vestirse de la manera como muchos Cristianos modernos se visten hoy en día, sin embargo ¿donde se encuentra la majestuosidad real sino es con Yahweh? No debe haber extravagancia en la ropa como lo indican claramente las declaraciones de Pablo, porque las joyas Celestiales no son aquellas que relucen a la luz del sol o las que exportan los mercaderes de países lejanos. Aun aunque el vestido sea relativamente simple, los observadores tampoco deberían recurrir a describir el vestido con adjetivos tales como “desaliñado” y “aburrido,” excepto de aquellos que tienen un gusto verdaderamente pervertido debido a toda una vida de abuso.

 

Debe encontrarse el balance entre la modestia y el encanto, aun en esta malvada generación. Se le deja al individuo que encuentre su manera en esa senda, sin embargo, ninguno que ha nacido de nuevo se desviaría tan lejanamente de la cultura o principios espirituales como para degradar el nombre y el pueblo de Cristo.

 

3.7.4 – Reforma en el Hablar


En el Capitulo 7 estudiaremos en cierto detalle sobre la comunicación y la expresión. Por ahora, es suficiente mencionar el principio, que las palabras procedentes de la boca de un Cristiano son una indicación del valor de su conexión con el Salvador. Yahshua enseño que lo que procede o sale de la boca se origina en nuestros corazones, (Lucas 6:45) y si verdaderamente hemos nacido de nuevo, convertidos genuinamente, ese corazón en nosotros es de carne suave y sensitiva y no endurecida como una piedra. (Eze 36:26)

 

Nuestra expresión, como una consecuencia directa, será gentil y limpio; como esta escrito, “En aquel tiempo devolveré yo a los pueblos pureza de labios, para que todos invoquen el nombre de Yahweh para que le sirvan de común consentimiento.” (Sof 3:9) Nosotros testificaremos con nuestro comportamiento que, “la suave respuesta quita la ira,” (Prov 15:1) aunque no titubearemos en testificar contra el pecado, y hacer como aquellos que buscan salvar a los que perecen de la destrucción. “Clama a voz en cuello, no te detengas; alza tu voz como trompeta, y anuncia a mi pueblo su rebelión, y a la casa de Jacob su pecado.” (Isa 58:1) Este también es el deber del Cristiano.

 

Por las palabras de nuestro testimonio debemos ser vistos como apartados del mundo. Aunque nuestro lenguaje debe estar libre de lo que la sociedad, en la que moramos, considera como “burdo y rudo” debemos expresar nuestros pensamientos con elocuencia y delicadeza (diplomacia), como aquellos siervos idóneos del Altísimo. En todo, en lenguaje como en el vestido, somos apartados de la norma, como aquellos que “usan este mundo, [pero] no abusan de el; porque la moda de este mundo pasa,” (1 Cor 7:31)

 

3.7.5 – Reforma en la Recreación

 

En tiempos de descanso y juego, así como en tiempos de trabajo, representamos al Mesías al universo observante. En nuestros tiempos de recreación, debemos honrar al Maestro quien nos creo y nos redimió. Las actividades recreativas deben ser consideras cuidadosamente, aquello que es tanto educacional como divertido es lo mejor.

 

La recreación también trae en juego el asunto sobre días “festivos”. Los Adventistas del 7mo día de la Creación, como las Iglesias Adventistas tradicionalmente lo hacían, observamos los días “festivo-religiosos del mundo” solo hasta el punto de reconocer su presencia y buscar emplear estos días con propósitos evangélicos. Algunos grupos religiosos rehúyen y evitan completamente los tiempos festivos, sin embargo, la Iglesia ASD de la Creación ha encontrado y visto sabiduría en utilizar estos tiempos en un buen uso, aunque nos refrenamos de participar en actividades “comprometedoras” (es decir, árboles de Navidad, huevos de pascua, etc).

 

Generalmente hablando, reconocemos los festivos nacionales, como el Día de la Independencia y el día de Acción de Gracias, ya que precedentes de principios similares se encuentran en las Escrituras, donde la nación establecía ciertos días de descanso y celebración, aunque no sea haya visto como un mandato divino-directo. (Ester 9:26, Juan 10:22-23) En aquellos días, como en todos los demás, siempre hay oportunidades evangelisticas. El tiempo no debe pasarse en ociosidad, sino en una útil dedicación para la gloria del Padre y el Hijo.

 

3.7.5 – Guerras y Política

 

Los Adventistas han tenido poco que decir sobre la política. Los principios dados en las Escrituras son claros: “Por causa del Señor someteos a toda institución humana, ya sea al rey, como a superior, ya a los gobernadores, como por él enviados para castigo de los malhechores y alabanza de los que hacen bien. Temed a Dios. Honrad al rey.” (1 Ped 2:13-14,17b) “ [Yahshua] les dijo: Pues dad a César lo que es de César, y a Dios lo que es de Dios.’” (Lucas 20:25)

 

Pague por cualquier cantidad de impuestos que deba. Ore por los líderes de la nación en la que vive. Obedezca las leyes de la tierra en su más extensa y completa habilidad. Muchos individuos, particularmente de países desarrollados como Estados Unidos de America, se encuentran en desacuerdo con la política de sus lideres. Cuando esto ocurre, frecuentemente expresan palabras que no “honran” aquellos en posiciones de liderazgo. Si el apóstol Pedro nos enseña a honrar a un monarca y que ni siguiera fue elegido para su posición, ¿cuanto mas debe respetarse un individuo que esta al timón de una republica o una democracia? Podemos acordar o estar en desacuerdo con su política pero todo Cristiano tiene un deber frente a Yahweh de respetar los oficiales que El ha permitido establecer en posiciones de responsabilidad. (Dan 2:21)

 

Lo mismo sucede con el voto, el voto debe estar estrictamente relacionado con políticas (enmiendas, reformas) y no con individuos. Aquellos que dan votos a favor de un oficial electo solo por afiliaciones políticas, familiaridad personal o (lo peor de todo) por esperanzas de ganancia personal revelan un gran irrespeto por ambos gobiernos, el humano y el divino. Ciertamente no hay un requerimiento que un Adventista deba votar, y muchos pueden de hecho abstenerse completamente como un asunto de preferencia, pero aquellos que lo hagan deben buscar la voluntad del Todopoderoso cuidadosamente antes de establecer su sello de aprobación sobre un candidato.

 

La guerra es otro asunto gubernamental que surge de vez en cuando, y ha probado ser una asunto de controversia en la historia del Adventismo. Como Adventistas del 7mo día de la Creación tomamos la posición de que nuestros miembros pueden servir, en tiempos de necesidad nacional, como participantes no-combatientes en las fuerzas armadas. No prestaríamos servicio en una unidad combatiente pero si le proveeríamos ayuda y asistencia a todos, incluyendo a los combatientes, sabiendo que las Escrituras tienen una extensa historia de honrar a los guerreros (aquellos de Israel y aquellos de tierras paganas- hombres de ambos lados del conflicto) envueltos en causas justas y razonables.

 

En estos últimos días, entendemos que los obreros del Evangelio tienen poco tiempo para involucrarse en guerras, en cualquier unidad. El principio se menciona simplemente como un principio, uno que merece nuestra consideración, aunque es poco probable que el tiempo dure tanto como para que un miembro de la Iglesia vea la necesidad de implicarse activamente bajo este concepto. Ayuda mucho que comprendamos apropiadamente los registros Bíblicos y los eventos mas importantes en la historia del Adventismo, como el surgimiento del Movimiento Adventista del Séptimo día de la Reforma, como una entidad separada de la organización de la Conferencia General.

 

3.7.8 – Sindicatos y Sociedades Secretas

 

El Mesías dijo, “Yo públicamente he hablado al mundo; siempre he enseñado en la sinagoga y en el templo, donde se reúnen todos los judíos, y nada he hablado en oculto.” (Juan 18:20 En otro lugar El enseño, “Además habéis oído que fue dicho a los antiguos: No perjurarás, sino cumplirás al Señor tus juramentos. Pero yo os digo: No juréis en ninguna manera; ni por el cielo, porque es el trono de Dios; ni por la tierra, porque es el estrado de sus pies; ni por Jerusalén, porque es la ciudad del gran Rey. Ni por tu cabeza jurarás, porque no puedes hacer blanco o negro un solo cabello. Pero sea vuestro hablar: Sí, sí; no, no; porque lo que es más de esto, de mal procede.”

(Mat 5:33-37)

 

Ambos de estos conceptos nos prohíben participar en cualquier tipo de sociedad secreta o uniones que requieran juramentos arcanos y ceremonias secretas. A los siervos se les espera respetar a sus señores, y a hacer su trabajo con gozo como si estuvieran trabajando directamente para el Santísimo. (Lucas 3:14, Col 3:22, 1 Tim 6:1) De acuerdo a lo anterior, los sindicatos, las sociedades secretas y las organizaciones fraternales (como los masones) son evitados estrictamente por los Cristianos Adventistas.

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