Ambos, los Adventistas y los Adventistas del Séptimo día de la Creación creen en el concepto de una Iglesia “Remanente”. Nosotros creemos que el Altísimo siempre ha tenido un fiel grupo de creyentes que practican y enseñan Sus mandamientos, y que ellos han estado (generalmente hablando) en la minoría.
Aunque la frase exacta “Iglesia remanente” no aparece en la Biblia, si podemos leer sobre un remanente que es “llamado a salir” de la prevalente apostasía, cumpliendo así la definición. Leemos de un “remanente” de Israel que salio de la cautividad de Babilonia para ir a Jerusalén, a reconstruir la santa ciudad, (Esdra 9:8) y este prototipo lo hemos visto siempre en toda reforma de la Iglesia Cristiana, desde los días de los Apóstoles.
La promesa es dada: “El remanente volverá, el remanente de Jacob volverá al Dios fuerte. Porque aunque tu pueblo, OH Israel, fuere como la arena del mar, el remanente de él volverá; la destrucción acordada rebosará justicia. […] Y lo que hubiere quedado de la casa de Judá y lo que hubiere escapado, volverá a echar raíz abajo, y dará fruto arriba.” (Isaías 10:21-22;37:31) “El remanente de Israel no hará injusticia ni dirá mentira, ni en boca de ellos se hallará lengua engañosa; porque ellos serán apacentados, y dormirán, y no habrá quien los atemorice.” (Sof 3:13) “Entonces el dragón se llenó de ira contra la mujer [es decir, la Iglesia]; y se fue a hacer guerra contra el resto de la descendencia de ella, los que guardan los mandamientos de Dios y tienen el testimonio de Jesucristo.” (Apo 12:17)
Ese último versículo de Apocalipsis es la definición de una Iglesia Adventista completamente fiel a Dios. El profesar ser el Cuerpo Remanente de Cristo indica que se cree en la Escritura como el Estandar que Dios y que hay “un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo.” (Efe 4:5)
Existe una manera correcta de leer las Escrituras, un entendimiento correcto de los principios y profecías de la Biblia; todo aquello que se desvía de un entendimiento apropiado y espiritual de los textos se describe como “error,” y no siempre es suficiente, simplemente, “acordar o no” sobre doctrinas.
El aceptar la idea de un “Remanente” constituye un rechazo a los movimientos no denominacionales y ecuménicos, presentes en el Cristianismo, que buscan ser inclusivos hasta el punto en que los pastores y los lideres (a una gran escala) han perdido el poder de llamar al pecado por su nombre. Las Escrituras nos dicen que con practica y crecimiento espiritual podemos de hechos aprender lo que es verdadero y lo que es falso, (Heb 5:14) y el Remanente ciertamente desarrollara este discernimiento y no “hará ni defenderá la iniquidad” como la promesa lo indica.