El Carácter − este es el único factor que determina nuestro destino. Aunque el conocimiento y la sabiduría son talentos útiles, el Cristiano reconoce que estos son dones del Cielo , pero por si solos no son suficientes para darle a alguien una victoria espiritual continua. Aunque la enseñanza apropiada y las doctrinas correctas y puras son ayudas divinas para desarrollar el alma del individuo ellas por si mismas no comprenden todo, son solo el medio que conllevan al resultado eterno. Las Escrituras nos enseñan, “Fíate de Yahweh de todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia.” (Proverbios 3:5)
De igual manera, las buenas obras pueden pulir y refinar a un individuo que ya esta consagrado a la verdad pero “por gracia sois salvos por la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe.”(Efesios 2:8-9) Yahshua el Mesías, el Hijo del Todopoderoso, revelo que un hombre es “conocido” por sus obras, (Mateo 7:20) pero las obras no son lo que hacen del hombre lo que es.
El carácter es el último enlace de la cadena, entre el Cielo y la Tierra, donde el hombre tiene el control por medio de la fuerza de su voluntad. Las Escrituras nos dicen que debemos tomar el control de nuestros pensamientos (2 Cor 10:5) para que podamos dirigir nuestras acciones (1 Cor.9:27) y de que somos libres (en Cristo) para dominar nuestros propios hábitos: “Porque: El que quiere amar la vida, y ver los días buenos, refrene su lengua de mal, y sus labios no hablen engaño; apártase del mal, y haga bien; busque la paz, y sígala.” (1 Pedro 3:10) Así es como definimos y desarrollamos el carácter.
Pensamientos – Acciones – Habitos- Caracter- Destino
Sabemos que las obras se mencionan en el Juicio pero no son el factor determinante. Cristo declara, “Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre sacamos demonios, y en tu nombre hicimos muchas grandezas? Y entonces les confesaré: Nunca os conocí; apartaos de mí, obradores de iniquidad.”(Mat 7:22-23). La iniquidad (el cometer actos pecaminosos) es la característica destacable de aquellos que no lograron desarrollar el carácter de Cristo.
Existe una gran necesidad de educación entre los cristianos y adventistas nominales en cuanto al equilibrio apropiado que debe existir entre la fe y las obras. Ningún individuo debería ser bautizado dentro del Cuerpo del Mesías hasta que el o ella sea capaz de entender, y en cierto grado enseñar a otros, que somos salvos por la gracia a través de la fe, (Efe. 2:8) y que por lo tanto somos hechura Suya [de Dios], creados en Cristo Yahshua para buenas obras, las cuales Dios preparó para que anduviésemos en ellas.”(Versículo 10)
Algunos preguntan, “¿Porque es necesario estudiar las Escrituras antes de bautizarse? ¿Por qué hay necesidad de tal educación en todas las cosas cristianas cuando encontramos ejemplos en la Biblia de hombres y mujeres que fueron bautizados instantáneamente, y muchos de ellos tenían poca practica y conocían poco de las doctrinas?”
Esta es una pregunta legítima y merece ser contestada. Podemos citar el ejemplo del Etíope, eunuco, quien fue bautizado después de una corta reunión con Felipe el diacono. (Hechos 8:26-38) Podemos considerar el caso del Gentil Cornelio quien pidió una audiencia con Pedro, el apóstol, y recibió el bautismo del espiritu Santo después de haber escuchado solo un sermón. (Hechos 10) Y podemos ver también aquellos creyentes de entre los Judíos, tres mil de ellos, que fueron convencidos de que su nación había apostatado (es decir, alejarse de la verdad) al crucificar a Yahshua y fueron bautizados ese mismo día. (Hechos 2:14-41)
En los tiempos de la Iglesia primitiva, los seguidores de Cristo estaban unidos en un solo espiritu, como un solo hombre y esa unidad era visible, “y perseveraban en la doctrina de los apóstoles y en la comunión (palabra griega que significa feligresía) y en el partimiento del pan, y en las oraciones.” (Hechos 2:42)
No existian cismas; no existían diferencias denominacionales. Lo que se enseñaba era el Evangelio de Yahshua en toda su pureza y sencillez, sin mancha alguna de esos errores paganos y doctrinales que se introdujeron posteriormente como :
- La salvación en el pecado,
- La salvación por las obras,
- La santidad del dia Domingo (primer dia),
- La inmortalidad y conciencia del alma después de la muerte, (donde se sufre eternamente)
- El concepto pagano de la Trinidad,
- La predestinación Agustiniana (la cual cree que Dios elige arbitrarimanete quienes seran salvos y quienes no), etc.
Si en los dias de la Iglesia Primitiva alguien se levantaba y declaraba “soy Cristiano,” ocurria una de dos cosas, o la audiencia le preguntaba “¿que significa eso?” y pacientemente esperaban por ser educados al respecto o si la audiencia ya había escuchado sobre la secta (la Iglesia Cristiana) ya sabían lo que significaba ser un cristiano, aunque tuvieran un conocimiento parcial o incompleto al respecto.
En esos tiempos no era necesario profundizar tanto el término “Cristiano”. En esos tiempos no existían prejuicios doctrinales, a menos que tomemos en cuenta a los paganos y a los Gnósticos de la Cruz. Cuando dos Cristianos se presentaban entre ellos no tenían que someterse mutuamente a una “prueba de credos” para ver si era seguro congregarse entre si (Galt 2:9) o darse el beso u osculo santo. (Rom 16:16)
Tal unidad y pureza, tristemente, no duraría mucho tiempo. Hombres de autoridad en el Cuerpo de Cristo traicionaron al cuerpo de miembros. Al principio las falsas doctrinas se fueron infiltrando sutilmente hasta que llegaron a ser aceptadas en su totalidad. Pablo lamento esto y dijo a los ancianos de Efeso, aun antes de que terminara su obra, “Porque yo sé que después de mi partida entrarán en medio de vosotros lobos rapaces, que no perdonarán al rebaño; y de vosotros mismos se levantarán hombres que hablen cosas perversas, para llevar discípulos detrás de sí.” (Hechos 20:29,30)
Pablo advirtió a los Tesalonicenses, (vers. 1y 2), “Nadie os engañe en ninguna manera; porque no vendrá [Yahshua, nuevamente] sin que antes venga la apostasía, y se manifieste el hombre de pecado, el hijo de perdicion, oponiéndose, y levantándose contra todo lo referente a Dios. ¿No os acordáis que cuando estaba con vosotros, os decía esto? Vosotros sabéis lo que lo detiene ahora, a fin de que a su debido se manifieste. Porque ya está obrando el misterio de iniquidad, solo que en el presente algo lo detiene, hasta que sea quitado de en medio”
Algunos de estos errores se mencionaron: “Mas evita profanas y vanas palabrerías; porque conducirán mas y mas a la impiedad. Y la palabra de ellos carcomerá como gangrena; de los cuales son Himeneo y Fileto; que se desviaron de la verdad, diciendo que la resurrección ya se efectúo, y trastornaron la fe de algunos.” (2Tim 2:16-18)
“Y todo espíritu que no confiesa que Yahshua , el Cristo, ha venido en carne, no es de Dios; y éste es el espíritu del anticristo, del cual vosotros habéis oído que ha de venir, y que ahora ya está en el mundo. (1 Juan 4:3)
En el día de hoy existen demasiadas denominaciones, mas de las que un hombre puede contar con los dedos de su mano, pero aun así no están en perfecta unidad como lo esta la “gran multitud” mencionada en Apoc 7:9. Entre aquellas denominaciones están las que niegan la divinidad de Cristo, otras rechazan la libertad del pecado que Cristo nos ha dado con su muerte y ejemplo. También existen otras que creen que la Ley de Dios ha sido anulada y otras creen en un Creador arbitrario que castigara a sus pequeñitos para siempre en un infierno ardiente por haber sido engañados por hombres y por espíritus malignos mas astutos y mas experimentados que ellos pero mucho mas importante que todo esto….están aquellos dentro del reino del “Cristianismo” que no han desarrollado el carácter de Cristo.
Si la doctrina, que muchos reciben, no los incita o motiva a desarrollar el carácter correcto, con esta simple evidencia pueden darse cuenta que han sido despistados y engañados. Por eso es importante la educación Cristiana.
En los días de los Hechos de los Apóstoles se esperaba que un “Cristiano” hablara la verdad en amor y que animara a los nuevos creyentes a caminar ascendentemente hacia el Cielo. Aun en ese tiempo, los apóstoles tenían mucho trabajo que hacer para preservar al Cuerpo de Cristo, la Iglesia, en su curso correcto. Pablo, Santiago, Juan, Judas y Pedro escribieron epístolas a la Iglesia advirtiéndoles a los fieles sobre los creyentes defectuosos, e incluso hablaban contra ciertos individuos, para que su obra pudiera sobrevivir las llamas de las pruebas y tribulaciones. (1 Cor 3:13-14) Los escritores del Evangelio registraron y representaron en sus vidas la vida de Yahshua con el propósito de preservar un registro exacto del ejemplo más perfecto dado a la humanidad.
No podemos conformarnos y decir, por ejemplo, “que lo que fue suficiente para Cornelio en su tiempo será suficientemente para nosotros en el nuestro, en los ultimos dias, y decir “llévanos al agua.”
Hoy, los miembros de nuestra propia casa espiritual se han convertido en nuestros enemigos, (Miqueas 7:6) y en estos últimos días aun los Adventistas del Séptimo-día, aquellos campeones de las Escrituras y creyentes de los mandamientos, del juicio de Dios, de la reforma Pro-salud, etc. han caído presa de las artimañas del Engañador. Aun los hijos espirituales de los reformadores (Iglesias Protestantes) quienes recibieron gran luz y manifestaron una gran abundancia de bendiciones, fueron hallados faltos – como pueblo – en ese grandioso plan que Yahshua había diseñado para Su Iglesia.
Mas detalles sobre este asunto en particular continuaran durante el transcurso de este Blog pero el punto ya debe estar lo suficientemente claro: Si queremos saber si nos hemos dirigido o no en la dirección correcta debemos fundamentar nuestra confianza en el Altísimo y en Su Palabra, (Salmo 18:30) y debemos estar equipados y ser mansos para recibir instrucción de aquellos que Yahweh ha establecido como Su Cuerpo para resistir al mundo, los demonios y los falsos hermanos que nos traicionaran con un beso. “Y El (Yahshua) mismo constituyo a unos apóstoles; a otros profetas; a otros evangelistas; a otros, pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo, hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo.” (Efesios 4 :11-13)
Esta es la obra de la Iglesia en su totalidad: ganar almas y facilitar la perfección de carácter a aquellos que están buscando un mejor Reino, por el Camino de Santidad. (Isaías 35:8)